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LAS CIUDADES ANTIGUAS, IMPRESIONANTE SRI LANKAPublicado el Jueves 25-08-2011 - (0 comentarios)La Roca de Sigiriya sobre la cual descansan las ruinas de un antiguo monasterio Budista. Tras la paz de Trincomalee, apareció de golpe la salvaje y misteriosa Sri Lanka. Día tras día se nos iba mostrando de forma inesperada. La ventaja de no preparar los viajes es precisamente esa falta de expectativas que da espacio a la sorpresa.
Nos dirigimos en autobús hacia Sigiriya, punto que iba a ser nuestro centro de operaciones para visitar las llamadas “ciudades antiguas” de Sri Lanka. De camino saltamos de nuestros asientos emocionados al ver una manada de elefantes salvajes, tan sólo a unos metros de la carretera. El resto de los pasajeros ni se inmutaron, parecía ser un suceso de lo más normal. Luego, a lo largo de nuestra estancia, veríamos varanos enormes cruzando la carretera, camaleones, más elefantes salvajes, monos…
Al llegar a Sigiriya, estábamos valorando quedarnos en el Laksmini Guesthouse cuando el propietario nos enseñó una cabaña desde donde la imagen de la gran roca volcánica se encuadraba perfectamente en nuestro campo de visión enmarcada por el desafiante verde de los arrozales. Era evidente que aquel mágico lugar era su gancho para atraer clientes a su anodino alojamiento. Con nosotros funcionó. Después encima resultó ser un lugar entrañable, de esos en los que se crea algo especial entre los viajeros.
Allí fue donde conocimos a Ramona y Eduard una pareja de franceses con los que compartimos muy buenos momentos. Con ellos visitamos Anuradhapura, centro de devoción para los budistas, con sus decenas de estupas y el árbol Bodhi, descendiente directo del mismo árbol donde se iluminó Siddhartha convirtiéndose en Buda.
Después vino la impresionante ciudad antigua de Polonnaruwa, donde uno puede sentir la energía de tantos pasos acumulados sobre las piedras de los caminos.
Y el Templo de Oro de Dambulla, cinco cuevas naturales con increibles frescos en las paredes y cientos de estatuas budistas…
Demasiada belleza en tan poco tiempo. A veces cuesta de asimilar incluso lo bueno…
La entrada de las ruinas era un gran león, del que solamente quedan las pezuñas.
Desde las ruinas se puede disfrutar de las bellas vistas.
Frescos en las paredes de las galerías interiores de la Roca de Sigiriya.
Con Eduard y Ramona en Anuradhapura.
Una mujer reza bajo los pilares que aguantan las ramas del milenario árbol Bodhi.
Un monje budista medita cerca de una de las estupas de Anuradhapura.
Una de las estupas budistas de Anuradhapura.
Una de las estatuas de Buda más importantes para los budistas en Anuradhapura.
De vuelta de Polonnaruwa pudimos ver elefantes junto a la carretera.
En la antigua ciudad de Polonnaruwa.
Ruinas de la antigua ciudad de Polonnaruwa.
De camino a Dambulla, herramientas de pesca.
Una de las cuevas del templo de Oro de Dambulla.
En el recinto del Templo de Oro de Dambulla.
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