SINGAPUR, UN LUGAR DESCONCERTANTE
Publicado el Sábado 22-10-2011 - (8 comentarios)Singapur no es el país más bonito que hemos visitado. Ni el más feo. Tampoco ha sido el que más nos ha impresionado. Pero tampoco el que menos. Ni el que más nos ha entusiasmado, ni el que más nos ha sorprendido, ni el que más nos ha decepcionado.
Después de buscar entre todo un abanico de adjetivos, no hemos encontrado mejor definición sobre lo que Singapur nos ha hecho sentir, que asignarle una palabra muy significativa: Desconcertante.

Porque durante los cinco días que allí estuvimos, no paramos de descubrir detalles acerca de este lugar que nos provocaban una inmensa incredulidad.
Hemos visto cosas en Singapur que no habíamos visto antes en ningún lugar del mundo, y no todas agradables.
Como por ejemplo, y quizás como muestra de su opulencia, terrazas de bar al aire libre con aire acondicionado. Una ciudad limpia como pocas en el mundo, unos centros comerciales exagerados.
A veces hemos pensado que Singapur nos estaba ofreciendo un agujerito donde poder observar cómo será el mundo del futuro. Y hemos de reconocer que nos hemos asustado.
Hemos estado en el metro y durante un instante, en nuestro campo de visión habían unas quince personas. Las quince estaban toqueteando su iphone, su ipad, su móvil o lo que fuera. El caso más exagerado, el de aquella mujer con su móvil, y en el carrito su hijo de unos dos años jugueteaba con su propio iphone.
Otra cosa que nos aturdió fue aquel anuncio que vimos por la calle. Como si de un supermercado en ofertas se tratara, la publicidad nos dejó atónitos: Cáncer de pecho. Antes, 73.291 $. Ahora: 1.868 $. Tan sólo le faltaba al anuncio aquello de ´es que me lo quitan de las manos...´.
Quizás estamos muy sensibilizados con este tema debido a los recortes que se están aplicando en Cataluña en la sanidad pública. Esperemos que la cosa no acabé así.

Mención aparte se merecería valorar la rigidez del sistema. En un país donde la modernidad se respira, según qué faltas se castigan con la pena por azotes. La pena de muerte también está en vigor.
Están prohibidas cosas inimaginables. Mascar chicle es una de ellas. También está prohibido entrar a según qué lugares públicos con una fruta llamada durián, por su fuerte olor. Vendría a ser como si en España prohibieran entrar al metro o al autobús con un queso de cabrales.
Y otra cosa que nos sorprendió fue que también está prohibido realizar el sexo oral.
Lo que no acabamos de entender, es cómo comprueban si has infringido la ley. ¿Habrán patrullas por las noches, tipo policías de tráfico, haciéndote soplar?

Singapur fue como habitar cinco días en un lugar imaginario, donde cada descubrimiento era una sorpresa.
Tuvimos la suerte de que estuvimos el día que se celebraba el 47º aniversario de su independencia. Compartimos ese día y una cena al día siguiente con una buena amiga, Anna, que actualmente vive en Singapur (suerte con tu novela, Anna!!!) y con su pareja, Kanty.

El caso es que Singapur, con sus virtudes y defectos, nos ha parecido un lugar en el que podríamos vivir perfectamente.
Es un país muy próspero, donde por lo que nos han comentado, es bastante fácil encontrar un trabajo bien remunerado. Es un país seguro, con índices muy bajos de delincuencia. La gente es amable y optimista, y la ciudad es bastante agradable a pesar de ser una gran urbe. Es un lugar donde, debido a su variedad, se puede comer muy bien y a un precio muy razonable.
Se invierte mucho en arte, en arquitectura novedosa, en cultura, etc.
Pero lo que nos ha gustado especialmente, es esa mezcla humana, donde las personas de diferentes razas, costumbres y religiones, conviven en armonía.
Tardaremos mucho en olvidar aquella estampa que vimos en el metro. Cuatro chiquillas preadolescentes charlaban, reían y se contaban sus secretitos. Una era malaya, otra india, otra china y otra occidental.

Y el día en que marchamos, no pudimos evitar hacer frente a algo que nos habíamos autoimpuesto: probar el famoso durián. Y quizás ahora, después de esa terrible experiencia, podemos comprender que esté prohibido.

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