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SANTIAGO, POR FIN ALGO AUTENTICOPublicado el Martes 25-03-2008 - (0 comentarios)Cansados ya de lugares sin demasiada trascendencia, y aunque siempre vienen bien unas semanitas en la playa, decidimos que había que moverse un poco más en serio si no queríamos que nuestra estancia en República Dominicana evocara en un futuro un simple recuerdo en forma de playa y poco más.
Así llegamos a Santiago de los Caballeros, una ciudad a la que nunca la considerarán Patrimonio de la Humanidad por su belleza, pero en cambio un lugar interesante y auténtico, sin lugar a dudas.
Cualquier turista, si pasara por Santiago después de haber estado en cualquier Ressort, sin duda, a su vuelta a casa, afirmaría a sus familiares y amigos que “La República Dominicana es un país de contrastes”.
Siempre hemos considerado esta frase archiutilizada carente de significado, por la sencilla razón de que no existe un país en el mundo que no tenga contrastes. Ni uno.
Y en la República Dominicana, el contraste está en los dos países que existen: La costa, donde todo parece un parque temático montado con mal gusto y con el fin de que se enriquezcan los de siempre, y el interior, donde se desarrolla la vida cotidiana de todos aquellos dominicanos que no viven del turismo y que por tal motivo una sonrisa o un gesto suyo tiene infinitamente más valor.
Santiago es una ciudad real, sin artificios y sin ganas de engañar a nadie. Se muestra tal y como es, y su personalidad se puede palpar en los diversos colmados, bares y comedores populares donde, por fin, hemos podido comer a 1 € y medio.
En Santiago hay museos, casas de arte, centros culturales, etc… muy de agradecer en nuestro caso porque, en las últimas semanas, nuestras visitas se limitaban a las que le hacíamos al barman de turno para que nos llenara el vaso de ron.
Por fin lugares que visitar y gente a quien conocer, pues en Santiago no está el típico “Sanky Panky” (dominicano que siempre tratará de rentabilizar sus contactos extranjeros para lograr algún beneficio), sino gente como Bryan, que te regala media mañana en el parque con su conversación y consejos y ni siquiera te acepta un cigarrillo para dejar claro desde el principio que no habla contigo por lo que tienes, sino porque le apetece.
Ciudad cuya economía siempre se ha visto ligada al azúcar y al tabaco, en los últimos años, y debido al descenso del precio de ambos productos, ha existido un bajón económico que sin duda se deja ver en sus calles.
Santiago es una ciudad que no gusta demasiado al principio, pero en pocos días, y si el viajero tiene un cierto interés en descubrirla, hallará excusas para no considerar esta ciudad un lugar de paso.
En nuestro caso, con el suceder de los días hemos aprendido a valorarla, a lo que se ha añadido el hecho de conocer una ONG de aquí con la que colaboraremos, así que es muy problable que las próximas semanas os vayamos contando más cosas acerca de este lugar olvidado en las guías de viaje.
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