EL CORAZÓN DEL IMPERIO INCA EN CUZCO

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EL CORAZÓN DEL IMPERIO INCA EN CUZCO
Publicado el Lunes 11-04-2005 - (0 comentarios)



“El Dios Sol, apiadándose de los hombres que vivían como animales, sin orden y en permanente lucha, decidió enviar a sus hijos Manco Cápac y Mama Ocllo con el objeto de que los civilizasen, enseñándoles los principios de la agricultura, textilería, cestería, las ciencias… El sol puso a sus hijos en la isla del Lago Titicaca dándoles una barra de oro; donde ésta se introduciera en la tierra debían detenerse y fundar la ciudad que sería el centro del proceso civilizador que se les había encargado. Manco Cápac y Mama Ocllo salieron de la isla, siguiendo un camino subterraneo que los llevó hasta Pacarectampu, donde, después de pasar la noche, consiguieron introducir la barra de oro en las entrañas de la madre tierra. Recibida la señal, construyeron su vivienda en Huanacauri, en la valle de Cuzco.”


Esta es una de las leyendas que explica la fundación de la ciudad de Cuzco y el origen divino de los Inkas. La verdad es que, según nuestro punto de vista, para fundar una ciudad a 3.500 metros de altura, algún motivo religioso se ha de tener, sino no nos lo explicamos.


Por fin llegamos a Cuzco, después de un viaje horrible, en el que cambiamos 3 veces de autocar y entre los cuales tuvimos que esperar unas 6 horas. Total, 32 horas viajando. Y eso que se trataba de un trayecto directo… Durante el último tramo comenzamos a experimentar el “Soroche”, el famoso mal de altura. En nosotros se manifestó como un terrible dolor de cabeza intermitente y una sensación de fatiga durante los primeros 4 o 5 días de nuestra estancia en la maravillosa ciudad.



Tan sólo pasar la frontera por la ciudad de Tacna, ya vimos claramente que se trataba de otro mundo… Colas de peruanos para volver a su país, muchos de ellos haciendo contrabando…, rostros morenos, ojos rasgados, mujeres peinadas con dos largas trenzas… Llegamos a Cuzco a las 10 de la noche pero a pesar de ello ya pudimos apreciar la belleza de la ciudad con sus calles empedradas y sus preciosas casas. Fuimos al hostal “Procuradores” en pleno centro, que además tenía una terraza magnífica desde donde se podían contemplar unas vistas de la ciudad espectaculares. No sabemos por qué vista de Cuzco decantarnos: De día, ves infinidad de tejados rojos que contrastan con el precioso verde de las montañas que envuelven la ciudad. De noche, el dibujo de las luces amarillas de las casas y de las farolas, en la falda de las montañas , confunden la tierra con el cielo. Después de dos noches, nos cambiamos al hostal Chasky, más económico y en la misma Plaza de Armas.
El primer día en Cuzco nos sentimos un poco estresados por el bullicio de la gente.
Allí hay muchísimo turismo. Y la gente lo aprovecha para hacer dinero. De esta manera es imposible caminar por la calle sin que te paren para venderte un tour, una muñeca de trapo, un jersey de lana de alpaca, una postal, o bien para ofrecerte entrar en un restaurante, con un pisco-sour de cortesía… Por otra parte, tanto turismo te da la sensación de estar en un lugar irreal, artificial, donde hay más visitantes que habitantes. Pero incluso con todo esto, la ciudad es un mar lleno de tesoros para visitar. Desde los innumerables y perfectos muros inkas que soportan construcciones del tiempo de la colonia, hasta los edificios religiosos y museos. De estos últimos, el museo del Inka explica la evolución y desarrollo de esta civilitzación. En el Museo Histórico Regional se puede conocer la historia de la ciudad en la casa que perteneció al Inka Garcilaso de la Vega. Es curioso cómo se relata la historia a veces… Recordamos haber estudiado en la escuela a este autor, pero no recordamos que nadie nos dijera que era hijo de una princesa inka y un capitán español… También es muy interesante visitar el Convento de Santo Domingo, pues se construyó sobre el templo inka dedicado al Dios Sol, la Qorikancha. Dentro del recinto se pueden ver los restos de las construcciones inkas. Se dice que los muros de estos templos estaban completamente cubiertos de oro.
Evidentmente del oro no queda nada… A los colonizadores españoles les faltó tiempo para saquearlo. Pero no sólo se limitaron a destruir las cosas materiales, sino que, en nombre de Dios, impusieron la religión cristiana creyéndose portadores de la verdad absoluta. Con esta imposición hicieron que todas las manifestaciones religiosas y culturales diversas se perdieran en la gran mayoría… ¿Que queda hoy de aquella civilización? El quechua, que ya existía antes de la formación de este imperio, que por lo que pudimos ver se mantiene vivo y es hablado comunmente. Además, se ha desarrollado una especie de sincretismo religioso. Esto se puede apreciar, por ejemplo, en los peregrinajes religiosos que hace la gente a la montaña, fruto de la mezcla con el culto andino a las montañas.


La religión de los inkas era politeista. El Inti, el sol, padre de los Inkas, era la principal deidad del Imperio. También creían en un Dios invisible, creador de todas las cosas, que se llamaba Viracocha. Mamaquilla era la diosa de la luna, Illapa el dios del rayo y de la lluvia, Pacha mama la diosa de la tierra y Mama cocha la diosa del agua. De la cultura andina adoptaron la concepción del mundo en tres partes: La de los vivos se simbolizaba con un puma, la parte correspondiente a los dioses se simbolizaba con un cóndor y la parte correspondiente a los muertos con una serpiente. Esto se refleja en muchas piedras de los templos inkas que tienen forma de escala de tres niveles.


De los restos de los templos inkas, llamados Huacas, que visitamos podemos destacar diversos. Muy cerca de la ciudad de Cuzco se puede llegar caminando a la Fortaleza de Sacsayhuaman. Este recinto tiene forma de cabeza de puma (el resto del cuerpo era antiguamente Cuzco). Se dice que tenía funciones religiosas, aunque algunas investigaciones apuntan a que también tenía funciones militares. Cuando hicimos la visita nos encontramos con dos niños, Ernesto y Sabino, que en un inicio nos ofrecieron “muña” una planta aromática que decían iba bien para combatir el “soroche”. Al final nos acabaron haciendo un recorrido por toda la Huaca. Parecían personas mayores dentro de cuerpo de niño, y aunque no todo lo que nos explicaron le otorgamos total credibilidad, nos sorprendimos de lo que sabían y de cómo nos lo explicaban. A 10 minutos de allí están los restos de Qenqo, una huaca dedicada a temas astronómicos. Muy cerca de allí están los restos de Tambomachay y Pucapucara. Los primeros nos gustaron porque se diferenciaban de lo que habíamos visto hasta aquel entonces. Se trata de unos baños que se piensa que servían para que la nobleza inka llevara a cabo rituales de purificación.


El radio que comprende los alrededores de Cuzco es “El Valle Sagrado de los Inkas”. En este valle hay toda una serie de poblaciones donde hay antiguas huacas inkas. Pisaq, Ollantaytambo, Urubamba… son algunas de estas poblaciones. En Pisaq, además, hay un mercado gigante donde venden, a parte de comida, unas artesanias bellísimas: Mantas, ponchos, gorritos de lana, collares y muchas otras preciosidades. El tejido más preciado es la lana de Alpaca, de una suavidad increible. La alpaca, como la llama, son animales típicos de la zona. Son muy parecidos pero la primera es un poco más pequeña que la segunda y mucho más peluda. Además, les suelen colgar unos flecos de lana de colores en las orejas, lo que las hace muy graciosas. De la llama, dicen que lo aprovechan todo: la lana, el cuero, la carne, etc…


La construcción más impresionante que se conserva de los inkas es el Machupicchu. Durante mucho tiempo hubo la leyenda de que existía una ciudad inka aún no descubierta, “la ciudad perdida”. En el 1911, cuando el norteamericano Hiram Bingham vio aquella maravilla entre las montañas, no tuvo ninguna duda de que era allí el lugar al que se refería la leyenda. A él se le atribuye el descubrimiento del Machupicchu, pero realmente los campesinos de la zona ya lo conocían desde hacía tiempo, pero no se les dio mucha importancia. Después vino el saqueo de los objectos de valor que se encontraron. El guía nos explicó que el descubridor pagaba 1 Sol a los trabajadores nativos por cada objeto encontrado. Hay muchas teorías de lo que fue Machupicchu en su época. Una de ellas era que tenía finalidad religiosa. Se cree que fue un lugar donde las “Acllas”, les mujeres dedicadas al culto del Sol, vivían y adquirían su formación. Esto se dedujo por el hecho de que casi la totalidad de las tumbas que se encontraron allí eran de mujeres. Visitamos aquel lugar en compañía de cuatro chicas del País Vasco y Navarra que viajaban por 15 días por Perú; Arantxa, Ainoha, Olga y Raquel.


Estuvimos 10 días en Cuzco, disfrutamos de los lugares sagrados imaginando otras épocas. Otra gente con una cultura y una manera de ver el mundo muy diferente a nosotros y que nos hubiese gustado conocer de cerca. Lo recordaremos sintiendo el sonido de la zampoña de fondo y con el regusto de la chicha y el mate de coca en los labios.

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