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POKHARA, LO QUE PUDO HABER SIDOPublicado el Jueves 08-10-2009 - (0 comentarios)Vista aérea de Pokhara Cuando de aquí en adelante pensemos en Pokhara, nos acompañará una sensación de “lo que fue y lo que pudo haber sido”.
Porque nuestra estancia en esta bella ciudad bañada por el lago Phewa fue una frustración diaria: el maldito monzón cubría a diario el cielo de nubes que imposibilitaban divisar la fascinante ubicación de este lugar.
Desde Pokhara, en un día claro, uno puede ver los Anapurnas, y también Dhaulagiri y Manaslu, que se encuentran entre los “ocho miles”. La ciudad se encuentra rodeada de montañas, el Himalaya nepalí…… ¡y es tan desesperante levantarse por la mañana, correr la cortina de la habitación del hostal y ver que todo está encapotado!!!
Y uno se va a dormir con la esperanza de que el nuevo día amanezca sereno y despejado, para así tener el privilegio de contemplar una de las zonas más impresionantes del planeta.
En seis días que estuvimos en Pokhara, apenas unas horas de tregua tuvimos en las que el cielo no estaba completamente opaco. Durante esos instantes, aprovechamos al máximo lo que pudimos, pero esos pequeños claros no nos permitieron ver demasiado. De hecho, fue como ponernos la miel en los labios, y contemplar apenas una diminuta parte de lo que es en conjunto este maravilloso lugar.
Aquella mañana, en la que junto a Jordi y Anna alquilamos unas motos para ir de excursión, nos quedó clarísimo que Pokhara es un lugar al que queremos volver, pero cuando no sea época de monzones, para así poder disfrutar de todo el esplendor que ofrece este regalo de la naturaleza.
Tampoco podemos decir que no disfrutamos en Pokhara, pues no sería cierto. La ciudad tiene su gracia (aunque está excesivamente enfocada al turismo), y su entorno, con el lago Phewa acompañando todo el trazado longitudinal de la población, es maravilloso. La visita a la pagoda de la Paz Mundial, a pocos kilómetros y con unas espléndidas vistas, es también digna de mención.
Pero durante nuestros días allí siempre nos acompañó una sensación de que nos estábamos perdiendo algo, de que nos faltaba alguna cosa… como cuando bebes una cerveza sin alcohol o como cuando ves un buen partido de fútbol sin goles.
La Pagoda de la Paz Mundial
El lago Phewa
Nepal Ice, la cerveza local
El entorno de Pokhara
En la Pagoda de la Paz Mundial
Con Jordi y con Anna
Parapente en un lugar único
Un cuervo amenazándonos con comerse nuestra comida
Botes en el lago Phewa
Vista aérea de la zona
De excursión en moto
Pokhara, al fondo
En uno de los pueblos tibetanos
Banderas en un pueblo tibetano
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