OUARZAZATE, LA PUERTA DEL DESIERTO
Publicado el Jueves 20-11-2014 - (0 comentarios)Ya hemos visitado varias veces Ouarzazate, y cada vez nos gusta más. Aparentemente no es una ciudad que tenga mucho
que ofrecer, aparte de ser un buen punto intermedio en la ruta que une las montañas y el desierto… pero a medida que la conoces vas siendo
consciente de sus encantos.

Muchos llaman a Ouarzazate el Hollywood de Marruecos, pues su geografía y clima hace su entorno perfecto para grabar
películas cuyo argumento transcurra en el desierto o en tierras áridas. Hay muchísimos de sus habitantes que viven gracias a trabajos en los
estudios o haciendo de extra en las películas y no cuesta demasiado que te cuenten curiosas anécdotas de rodaje con personajes famosos.
Para los amantes del cine es interesante saber que hay dos grandes estudios donde se pueden visitar los decorados de antiguas producciones
y un Museo del Cine interesante para niños viajeros.

Otro de sus atractivos más evidentes es su medina, la parte antigua de la ciudad. Recorrerla se hace imposible sin cruzarse con algún guía
improvisado que por una propina te lleva por sus callejuelas. Así conocimos una antigua sinagoga, ahora convertida en un museo-tienda-
galería de arte de un tipo bohemio, de interesante conversación. Allí también se puede visitar la kashba de Taourirt, un
palacio fortificado, y perderse en sus estancias conectadas por laberínticos pasillos y escaleras. Desde lo alto de sus torres, una increíble vista
panorámica de la medina: terrazas de adobe salpicadas aquí y allá por antenas parabólicas y alfombras de vivos colores tendidas al sol. Sin
duda es uno de los puntos fuertes de la visita.

Ouarzazate es la puerta del desierto y, por lo que dicen, fue lugar de paso para comerciantes que se dirigían hacia el
norte. Hoy lo es también para los turistas pero, a pesar de ello, nos pareció un lugar auténtico y lleno de vida donde nos sentimos más
viajeros que nunca. Durante el día, las calles están desiertas. Es sol es implacable. El aire caliente y seco hace que un paseo se convierta en
una odisea. Pero al esconderse el sol, la ciudad se llena de gente y la plaza central se convierte en un lugar fantástico para disfrutar de esos
momentos impagables en la vida de un trotamundos. O el zoco, un mercado a la vieja usanza, otro escenario de la vida
cotidiana que no hay que perderse.

Ouarzazate es como un gran riad: desde fuera no se aprecia más que un edificio tosco, con pequeñas y tristes ventanas... pero entras en él y
te encuentras con un patio lleno de luz, decorado con bonitos azulejos, una fuente y flores frescas.

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