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IFRANE, UN TROCITO DE EUROPA EN MARRUECOSPublicado el Viernes 26-11-2015 - (0 comentarios)
Una calle de Ifrane con casas estilo centroeuropeoHay lugares en los que un viajero se siente desconcertado. Y son, precisamente, lugares interesantes de conocer porque no hay nada más
motivador que
encontrar en la ruta cosas sorprendentes y que jamás hubieras imaginado.
Y cuando el viajero entra en
Ifrane, localidad ubicada en el Medio Atlas de Marruecos, eso es lo que siente: un absoluto
desconcierto por recalar en tan extraño, disparatado, confuso e incluso absurdo escenario.
Porque
Ifrane, situado en una zona montañosa a unos 1700 metros de altitud, es una ciudad geográficamente ubicada
en pleno
centro de Marruecos, pero sin embargo estéticamente es una localidad centroeuropea, con un paisaje digno de
Alemania, Suiza o el norte de Francia. De hecho, se le llama “
la Suiza de Marruecos” y el apodo no puede ser más acertado.
Lo estrambótico es que este lugar está a tan sólo
65 kilómetros de Fes, ciudad que podríamos catalogar como
profundamente marroquí y cuya medina evoca siglos pasados entre medio de estrechas calles, burritos de carga y arquitectura tradicional.
Es decir, en apenas una hora en coche, pasas de Fes a Ifrane: más que un cambio de ciudad, parece un cambio de mundo.
Ifrane fue construido por los franceses en 1930 como destino vacacional. No se conformaron con construir la ciudad,
sino que se encargaron de que el entorno estuviera acorde a sus pretensiones y por eso
plantaron miles de árboles a su
alrededor creando un lugar de ensueño a nivel natural. Yendo en coche hacia allí se ve claramente la diferencia: a medida que te acercas,
la vista se te llena de verde. A medida que Ifrane va quedando a tu espalda, los árboles desaparecen.
Ifrane es ideal para huir del calor del verano y perfecto para esquiar en invierno. Por ello, es el lugar donde veranea la
gente más adinerada del país. En general, esta localidad está asociada a un nivel económico alto. Prueba de ello es
la universidad
Al Akhawayn. No es la mas grande, ni la que títulos más prestigiosos otorga, pero es la más elitista con diferencia y allí estudian
los hijos de las familas más ricas de
Marruecos.
Esta ciudad de aire alpino se encuentra cerca del
Parque Nacional de Ifrane, donde antiguamente habitaba el
león del Atlas. Dicho animal ahora es el símbolo de la ciudad y en su centro se halla una escultura de piedra que según
dicen fue tallada por un soldado alemán durante la
segunda Guerra Mundial. Hacerse una fotografía al lado de este león
se considera un ritual entre los visitantes… así que eso hicimos.
Lo cierto es que
Ifrane, aparte de este impacto visual al inicio, tampoco ofrece mucho más. Es una ciudad de nueva
construcción y eso la hace un poco desangelada y sin alma. La falta de historia, de cultura y de lugares emblemáticos la convierte en un
punto de paso curioso y poco más, donde permanecer unos días de relax disfrutando de su
exuberante entorno natural.
En nuestro caso, fue una agradecida parada en nuestra
ruta desde Marrakech a Tánger en coche. Por un par de días,
significó un relax de ese bullicio y desorden que caracterizan a las ciudades marroquíes de verdad y cuyo caos nosotros amamos.
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La ciudad de Ifrane, una localidad muy sosegada

Típica construcción de Ifrane

La foto del rey Mohammed VI, omnipresente en todo Marruecos

Junto a la escultura del león del Atlas

Disfrutando en familia
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