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LAS GARGANTAS DEL DADES Y DEL TODRA: DOS MILAGROS EN FORMA DE ROCAPublicado el Jueves 12-03-2015 - (0 comentarios)Vista desde la cumbre de la garganta del Dades Al
sur de Marruecos, entre el desierto y la ciudad de Ouartzazate, se
hallan dos valles que discurren por el Atlas y que nos ofrecen dos maravillas de la naturaleza que nos hicieron sentir vértigo:
la
garganta del Dades y la garganta del Todra.
Ambas compiten en belleza y espectacularidad, pero lo cierto es que tienen la suficiente personalidad como para no tener que andar
comparándolas.
Viniendo de
Ouartzazate y de ruta hacia el
desierto de
Merzouga, la primera que nos encontramos es la del Dades, cuyo camino hasta llegar a su cúspide es igual o más bello que la
misma garganta.
Por aquella zona, la tierra desprende un color rojizo muy peculiar que nos inunda la vista. Esta hermosa tonalidad es la misma que la de las
innumerables kasbahs que vemos a medida que nos adentramos en el valle.
Poco a poco, nos sumergimos en este increíble paraje donde, desgraciadamente, las construcciones de hormigón están ganando la batalla a
las casitas hechas con tierra cruda.
La
garganta del Dades, que toma el nombre del río que la creó, está situada en un valle curioso puesto que carece de
palmeras datileras, hecho insólito en el
sur de Marruecos.
Cuando casi estamos llegando al punto más alto de la garganta, ante nosotros aparecen unas rocas de arenisca rojizas cuya erosión ha
creado unas peculiares formas, que han sido bautizadas como
“los dedos del mono”.
Finalmente, una vez hemos llegado a la cima, la vista de la garganta aparece ante nosotros de forma majestuosa, ofreciéndonos una bella
estampa y a la vez contradictoria, porque quizás lo que le otorga un plus de belleza es la carretera serpenteante que la recorre. Pocas
veces una carretera mejora un paisaje, pero en el caso de la garganta de Dades sucede de esta manera.
También la mano del hombre ha modificado en demasía la apariencia de la
garganta del Todra. Una carretera asfaltada
recorre su interior, perdiendo así un poco de su carácter natural.
Sin esa carretera, seguro que el paisaje sería más poético y agradable, especialmente porque un pequeño río sin apenas caudal se encarga
de poner como música de fondo el balancear del agua a un ritmo hipnótico.
Pero a pesar de la manipulación del entorno, el atractivo de la garganta del Todra no deja indiferente a nadie. Sus gigantescas paredes, de
casi 300 metros de altura, hacen que sea prácticamente imposible inmortalizarlas en una foto. Debido precisamente a dichas paredes, la
garganta del Todra es un famoso
lugar para escalar en Marruecos puesto que su geografía es muy adecuada para esta
práctica.
Ambas gargantas, que se pueden visitar en un mismo día, son un magnífico lugar en el que recalar en nuestro
viaje a Marruecos. Pueden ser un descanso del caluroso y arenoso desierto, o una pizca de tranquilidad en medio de las
visitas a ciudades como Ouartzazate o Marrakech.
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De camino a la garganta del Dades
El valle del Dades, sin palmeras, insólito en el sur de Marruecos
Carretera hacia la garganta
Formaciones rocosas en el valle de Dades
Los 'dedos del mono'
Paisaje de la garganta de Dades
Ascendiendo a la cumbre de la garganta
Con nuestro coche, de ruta por Marruecos
De camino hacia la garganta de Todra
Construcciones nuevas de hormigón en el valle del Todra
Formaciones rocosas de la zona
En el interior de la garganta de Todra
Alfombras típicas de la zona
Puestecillo de souvenirs en la garganta del Todra
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