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LION MAN Y SU EXTRAÑO ESPECTÁCULOPublicado el Sábado 23-07-2011 - (0 comentarios)Mac Leod Ganj. Era casi la hora de cenar y teníamos hambre. A media tarde, habíamos visto una terraza que tenía muy buena pinta, y fue entonces cuando decidimos que ese sería el lugar donde cenaríamos.
Un camarero con unas gafas horrendas nos hizo pasar a la sala donde íbamos a comer. Nos percatamos de que había un chico joven haciendo un espectáculo para los asistentes al restaurante. En aquel momento se hallaba dando vueltas y más vueltas sobre sí mismo, al más puro estilo de los derviches giróvagos de Turquía.
A partir de aquel momento, el espectáculo se convirtió en uno de los sucesos más surrealistas que hemos presenciado en nuestras vidas.
El showman empezó su dantesco espectáculo lamiendo las partes íntimas de un muñeco. En aquel momento nos quedamos petrificados, más todavía por el hecho de que el resto de las mesas parecía que aquello les hacía mucha gracia.
Cabe decir que el resto de asistentes era un grupo de jóvenes con algunas cervezas de más.
El espectáculo siguió, y el showman (que se hacía llamar Lion Man) empezó a lamer la suela del zapato de un asistente, para acto seguido seguir lamiéndole todo el cuerpo. Animado por las carcajadas del grupo, empezó a lamer a todos y cada uno de los asistentes. Llegó nuestro turno, pero como nunca ha sido la ilusión de nuestra vida que un tío nos chupe de arriba abajo, se lo impedimos.
Lion Man continuó con el espectáculo. En aquel momento se puso agua en un orificio de la nariz, y después un trozo de papel, para acto seguido taparse el otro orificio y hacer como si se sonara. El agua que salía de su nariz, así como el papel, iban dirigidos hacia el público, que parecía disfrutar con aquella guarrada.
Por aquel entonces, nosotros nos apresurábamos a acabarnos la sopa de tomate que nos habíamos pedido, queríamos largarnos de allí lo antes posible.
De reojo vimos que aquel energúmeno empezó a meterse en la boca cucharadas de pimentón picante, así como unos cuantos chiles. Acto seguido los dejaba caer desde su boca derramándose por todo el cuerpo.
Con mucha prisa, pedimos la cuenta.
En esos instantes que se nos hicieron eternos, el showman empezó a sacar al escenario a algunos de los asistentes. A un chico le inmovilizó la cabeza y le empezó a meter la lengua en la boca. A una chica se la puso en la espalda e hizo rotaciones con ella. Fue en esos momentos en los que estás casi seguro de que vas a presenciar una desgracia, pues la cabeza de la chica rozó un par de veces a gran velocidad el canto de la mesa.
El espectáculo seguía... pero afortunadamente ya habíamos pagado la cuenta y ya nos marchábamos.
Más tarde, nos planteamos si aquel chico estaba loco o se lo hacía. El caso es que cada asistente pagó 100 rupias, y si tenemos en cuenta que había más de 20 personas, pues la noche le salió redonda.
Quizás no estaba tan loco como parecía. El caso es que durante varios días, veíamos a Lion Man mañana y tarde, yendo siempre con prisa de un lugar a otro.
Lo que no sabíamos en aquel momento, era que también lo veríamos el día en el que Dalai Lama impartiría sus conferencias... (continuará)
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