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JAISALMER, ENTRE CAMELLOS Y ESCARABAJOSPublicado el Viernes 30-10-2009 - (1 comentarios)El fuerte de Jaisalmer El Rajastán, tierra de Rajputs. Siempre habíamos oído hablar bien de este estado de la India a todos los viajeros con los que nos cruzábamos. A nosotros nos evocaba todo el exotismo que nos podíamos imaginar al pensar en la India. En ese momento, mirando por la ventanilla de aquel largo tren nocturno que nos llevaría a Jaisalmer, no podíamos dejar de pensar en qué nos depararía el viaje por esas tierras, ahora acompañados por diez viajeros más. Apenas los conocíamos de un día, pero ya teníamos la certeza de que ese viaje nos uniría más allá de lo previsto por ninguno de nosotros…
Al final de las vías de ese tren nos esperaba Jaisalmer, la mágica ciudad que emerge del desierto del Thar. Nació hace una decena de siglos como estación de paso para los sedientos viajeros que iban o venían de Asia Central.
Pero en realidad, nuestra llegada fue mucho menos romántica que esa imagen del pasado. Sólo salir de la estación de tren, un grupo de unos treinta hombres nos rodeó. Todos ellos hablaban a la vez, gritaban a la vez. Más por deducción que por sus palabras entendimos que eran los taxistas, conductores de rickshaw o autorickshaw que querían “pescarnos”. Quizás al ser temporada baja, y por lo tanto al haber menos turistas, la competencia era más fiera, y el acoso mayor. Los occidentales no estamos acostumbrados a ese tipo de “venta”, y de hecho muchos turistas pierden los nervios ante tal invasión del espacio personal. Lo más normal es bloquearse y acabar yendo con el conductor que habla más claro (o más alto…), que fue exactamente lo que nos pasó.
Ya en el taxi, a lo lejos, en medio de la nada más seca, vimos la preciosa ciudad dorada. En el punto más alto, el fuerte, la ciudad vieja enmurallada, un laberinto de calles y callejuelas, que esconden antiguos tesoros arquitectónicos, como los templos jainíes.
En el lugar donde nos alojamos, el Nachana Hotel, pronto olvidamos la escena de la estación y nos sumergimos en un escenario de fantasía oriental. El edificio se trataba de una Haveli, el típico edificio de la zona, de piedra, techos abovedados y decorada con mobiliario antiguo de estilo mongol.
Pero nuestro paso por Jaisalmer no hubiera sido el mismo sin nuestra excursión por el desierto. Montados en camellos, atravesamos parte del desierto, que nos iba regalando la vista con sus colores marrones y ocres. Los pueblos, como fundidos con el paisaje, emergían de la nada, y de tanto en tanto un sari o un turbante insultantemente colorido llamaba la atención de nuestros sentidos ya adormecidos por la monotonía cromática.
Esa noche la pasamos en el desierto. Y a pesar de la tormenta de arena y los grandes escarabajos que se paseaban despreocupadamente a nuestro alrededor, fue nuestra noche en el desierto del Thar. Miles de estrellas iluminaron nuestros sueños, quizás producto de ese viaje por el Rajastán que prácticamente acababa de empezar.
Un músico callejero tocando el sitar
Nuestros camellos para ir al desierto
Parte de la muralla del fuerte
Exposición de turbantes
Una casa dentro del fuerte pintada con motivos religiosos
En el lago de la ciudad
Por las dunas del desierto del Thar
Un autobús cruza las carreteras del desierto con algunos pasajeros en el techo
Descubriendo el desierto
Marionetas en Jaisalmer
Maria, sobre su camello
Durmiento bajo las estrellas en el Thar
Con los Santones turísticos
Jaisalmer al fondo, se confunde con la arena
1 Comentarios
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27/04/2017 - Gisela y Roger
Hola chicos! estuvimos en Jaisalmer en Febrero y fue uno de los lugares más especiales para nosotros de nuestro viaje por la India. Jaisalmer nos devolvió esa mágia que en muchos lugares perdemos sin querer, por muchas razones. Vivir dentro del fuerte es increíble, nada que ver con el exterior. Y dormir en el desierto bajo millones de estrellas brutal!
Decir que si se va en febrero se puede disfrutar del Festival del Desierto dónde miles de personas se juntan durante tres días para celebrar, bailar, jugar partidos de polo con camellos y muchas cosas más. Fue una experiencia muy linda! En fin un abrazo muy fuerte y gracias por transmitir todo lo que hacéis!