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HAMPI, LUGARES QUE DEJAN HUELLAPublicado el Jueves 20-08-2009 - (0 comentarios)
Junto a las grandes piedras esculpidas.La vida del viajero está llena de chascos. Y de sorpresas.
Chascos que suceden al llegar a un lugar con grandes expectativas y salir decepcionado… sorpresas que uno se lleva al no esperar nada de un sitio y encontrar un regalo con el que no se contaba.
Por eso, nosotros no somos muy amantes de recomendar fervientemente un lugar, pues sabemos que serán otros ojos los que puedan juzgar de otra manera, quizás muy distinta a la nuestra.
Pero hay veces en que sí nos arriesgamos, pues sabemos que la apuesta es ganadora, sin casi margen de error. Así que, señores viajeros, apunten este lugar en su agenda: HAMPI.
Nosotros estuvimos casi tres semanas en Hampi, pues nos costaba encontrar el momento en el que marchar. Suele sucedernos en los lugares en los que, de alguna manera, en el primer instante que lo pisamos ya podemos imaginar que será especial. Y Hampi lo es.
Entre otras cosas, porque nosotros amamos aquellos lugares en los que la obra de la naturaleza se funde con la del hombre. Nos pasó en la Capadoccia turca, y en Hampi de nuevo hemos encontrado un lugar en donde se da esta maravillosa conjunción, la de la madre naturaleza esculpiendo obras de arte, y civilizaciones humanas de antaño dejando huella y completando este maravilloso tesoro.
El resultado es una obra fascinante; paisajes rocosos con formas difíciles de describir, la piedra en su más increíble forma conseguida a lo largo de siglos de erosión debido al viento… y el hombre, ese ser que a veces consigue fundirse con la naturaleza sin llegar a destruirla, poniendo la guinda al pastel en forma de maravillosos templos y construcciones que a uno lo dejan sin respiración.
Las ruinas de lo que otrora fuera la ciudad de Vijayanagar, por allá el siglo XV uno de los mayores imperios hindúes de la historia de La India, son apasionantes. La puesta en escena, con un paisaje extraordinario de enormes peñascos, no dejan indiferente a nadie. La combinación es sencillamente sublime.
Pero Hampi nos ha dejado un gran recuerdo por muchas otras cosas. Por la calidez de sus habitantes, con ese carácter sureño tan agradable. Por sus calles, tranquilos bazares por los que deambular sin prisa alguna, esquivando a vacas y bueyes que parecen decir que la calle les pertenece. Por sus múltiples terrazas en los tejados, de delicioso ambiente chill-out, donde las horas pasan sin que uno se de cuenta.
Por nuestro proyecto solidario con la Hampi Children’s Trust, que estableció un vínculo entre los niños de la Asociación y los usuarios de lavueltaalmundo.net (ver información del proyecto
aquí).
Hay imágenes y momentos que se nos han quedado grabados y no olvidaremos nunca, como nuestra clase de iniciación al yoga, con los primeros rayos de sol, en medio de los templos y con infinidad de monos haciéndonos difícil el poder concentrarnos. Hubieron más clases de yoga, en la terraza de nuestro hostal… pero como no somos muy flexibles, la cosa acabó con una luxación de tobillo y tres o cuatro días sin poder apoyar el pie en el suelo. De momento, hemos dejado aparcado el tema del yoga hasta que estemos más en forma.
Y algo que también nos costará olvidar, será el baño matutino del elefante sagrado del templo, así como el momento en que nos bendijo con un golpecito de trompa en la cabeza. No os perdáis pues el video que hay más abajo.
Y si a Hampi le añadimos el hecho de haber tenido la suerte de compartir nuestros días con gente como Oscar y Mª Jose, a quien conocimos en Anantapur, Kareen, Pavang, Sandrine, etc… pues el resultado es el bonito recuerdo de unas semanas en las que, sin darte cuenta, parece que te has unido al lugar, que ya perteneces a él.
Y por eso, el momento en que has de ponerte de nuevo la mochila en la espalda se hace un poquito más duro de lo habitual… pero no mucho, pues de alguna manera sabemos que Hampi ha entrado en esa lista de lugares que tenemos apuntados para regresar en un futuro.

El atardecer en Hampi es algo mágico.

Los búfalos invaden las calles cuando se dirigen al río.

Moonstar, uno de nuestros garitos con Chill Out preferidos.

Una clase de yoga en la azotea del hostal.

El baño del elefante sagrado del templo.

Las ruinas de templos están por todas partes.

Un ternerillo junto al río.

Descansando sobre las rocas (Con Óscar).

Para llegar a ciertos pueblos, muchas veces es mas rápido por el río.

Los botes son redondos, parecen cocos.

Los paisajes son impresionantes

La calle pricipal de Hampi, el Bazar.

Hasta los monos se sienten atraidos por el atardecer.

Policia local de Hampi, la India
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