COLLIURE, PORT VENDRES Y PORBOU, LUGARES CLAVE EN EL EXILIO REPUBLICANO
Publicado el Domingo 10-11-2013 - (0 comentarios)La costa mediterránea desde la frontera francesa hasta Colliure es una zona exquisita donde una carretera de curvas se convierte en un magnífico escaparate de increíbles vistas.
Portbou en Catalunya, y Port Vendres y Colliure en Francia, nos ofrecieron un especial bienestar, pues siempre hemos dicho que nosotros amamos el mar y por eso nos sentimos tan a gusto cuando estamos cerca de él.

Lo cierto es que la razón para visitar esa zona era más bien profesional que no turística, pero al final casi pareció lo contrario. Fuimos allí para buscar información sobre el exilio republicano para nuestra novela, pero ante la falta de información y la escasez de vestigios, no desaprovechamos la oportunidad para disfrutar de una zona que nos pareció muy hermosa.

Colliure nos robó el corazón.
Es de aquellos lugares que tiene todo lo que a nosotros nos gusta. El mar, por supuesto. Un casco histórico precioso repleto de bonitas callejuelas a las que sólo les falta hablar. Preciosas cafeterías, numerosos bares y restaurantes que le dan al lugar una atmosfera muy viva. Y todo adornado por el finísimo buen gusto francés, de quien en este sentido tenemos mucho que aprender.
Disfrutamos de un baño en la relajada playa que baña el lugar, pero mientras relajados hacíamos nuestro picnic, un desembarco de militares armados con metralletas nos dejó atónitos. Como nadie pareció exaltarse, decidimos no escandalizarnos. Más tarde descubrimos que aquella era una zona de maniobras del ejército francés.

Lo poco que encontramos en relación al exilio republicano en Colliure se reduce a la tumba de Antonio Machado, quien murió allí tras apenas un mes desde que llegara huyendo de España, y a una simple placa conmemorativa en el fuerte de la ciudad, donde se deja constancia de que allí estuvieron presos algunos republicanos, por el hecho de ser considerados indisciplinados y subversivos, aunque la realidad es que fueron encarcelados por ser de ideologías 'indeseables', en un momento en que Francia, a pesar de no ser favorable al franquismo, también temía a comunistas y anarquistas.

Todavía menos encontramos en Port Vendres, un agradable pueblo marítimo que nos regaló un maravilloso café a media mañana en una terraza de uno de aquellos bares de puerto cargados de solera. Acudimos allí porque sabíamos que Port Vendres había sido el lugar donde llegaron muchos republicanos por mar. Ni rastro hallamos de todo aquello y nos fuimos de allí con la amarga sensación de que un eslabón de la historia ha quedado en el olvido.

En Portbou, lugar que fue uno de los puntos por donde pasaron miles de exiliados huyendo de las represalias franquistas, encontramos unos paneles informativos que dejaban constancia de aquellos días. Es extraño porque allí arriba, uno tiene la sensación de estar en un lugar increíble, con un horizonte precioso con el mar como protagonista y una costa serpenteante ofreciendo un entorno natural digno de las mejores postales. Y en cambio, fue un sitio lleno de dolor.
Del dolor de todos aquellos que huyeron de su tierra porque ni siquiera les dejaron la posibilidad de poder lamentar la derrota de la democracia.

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