Llevamos tres vueltas al mundo, años de viajes a lugares exóticos y lejanos, pero cada vez que iniciamos un nuevo viaje ellas aparecen. Son pequeñas y juguetonas, de colorines chillones… son nuestras particulares mariposas viajeras, las que aletean rápidamente en nuestro estómago, mezcla de placer e incomodidad, como todo lo bueno. Esta vez, a pesar de que el viaje transcurre en Francia, muy cerca de casa, jugamos con la novedad de viajar con nuestra hija Àsia de tan sólo tres meses de edad.
Quizás no hubiéramos estado tan nerviosos si no fuera...
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