UNAS NAVIDADES DIFERENTES
Publicado el Viernes 23-12-2011 - (10 comentarios)El Nido, Las Filipinas. Es una noche cualquiera de diciembre. Estamos sentados en una de las mesas de un restaurante decorado al más típico estilo del país. Paredes y techo de mimbre, colgantes móviles de bambú que suenan a cada soplido de brisa, cuadros de vivos colores… Hace calor y una humedad pegajosa. Agradecemos que el hijo menor de los dueños, un simpático mequetrefe de unos diez años, encienda el ventilador mientras baila a ritmo de la música máquina “pitufil”, que ha elegido él mismo para la velada.

De repente aparece un grupo de unas diez personas que se detiene justo delante de la entrada del restaurante. Se posicionan en dos filas y empiezan a cantar un villancico… Es entonces cuando caemos en la cuenta de que sólo quedan unos días para la Navidad.

Es la primera vez en nuestra vida que vamos a celebrar las fiestas lejos de casa, lejos de los nuestros. Hasta este momento no hemos pensado en el asunto o quizás no hemos querido hacerlo. Somos de aquellos que llevan años debatiéndose entre el amor y el odio hacia las fiestas navideñas. El mercantilismo desmesurado del mundo consumista en el que vivimos nos ha robado parte de la ilusión. Pero seguimos adorando esas reuniones familiares entorno a la comida que manda la tradición de cada casa, que han permitido que nos sigamos sintiendo parte de la tribu, pese al individualismo imperante.

El aspecto religioso, el nacimiento de Jesucristo, para nosotros (y con todo el respeto para los creyentes) ha quedado relegado a una mera anécdota y, a decir verdad, si no fuera por el Pesebre, seguramente habríamos olvidado el porqué de la celebración. De hecho, hoy al comenzar a escribir, hemos sentido la necesidad de buscar información acerca de su origen. Cuál ha sido nuestra sorpresa cuando hemos descubierto que hay innumerables teorías que apuntan la imposibilidad del nacimiento de Jesucristo el 25 de diciembre. En la Biblia no aparece ninguna fecha y los detalles escritos sobre la noche del nacimiento conducen a pensar en una época del año más calurosa. También, la mayoría de las teorías llegan a la conclusión que en el siglo IV se establecería por convención la fecha del 25 de diciembre, sobre la base de las fiestas paganas del solsticio de invierno. Éste marca el punto álgido del invierno, la noche más larga del año, que irremediablemente irá seguida de noches más cortas y de días paulatinamente más largos. Era pues un momento de alegría en el que la gente celebraba con copiosas comilonas que estaba a punto de superar otro duro invierno.

Y es con esta idea con la que nos quedamos hoy… Hemos pasado un oscuro invierno que irá seguido de días más luminosos y esperanzadores. Celebra que lo has superado, celebra que estás vivo y comparte tu gozo con las personas que amas.

Ahora es cuando viene la parte más jodida de nuestro viaje: ¿qué carajo hacemos tan lejos de casa en unas fechas como estas? :-(

Feliz Navidad!!!



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