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FIGUERES, PUNTO CLAVE EN EL EXILIO REPUBLICANOPublicado el Viernes 22-11-2013 - (0 comentarios)Fachada de la Carbonera Nuestra
Ruta del Exilio iba llegando a su fin. Atrás quedaban casi dos meses de
viaje por Francia, recabando información para nuestra novela.
Pero el exilio no acabó en Francia ni mucho menos. Algunos, después de allí, fueron directos a Alemania, donde fueron internados en
campos de concentración o de exterminio nazis. Los que tuvieron más suerte (y recursos) se exiliaron a Latinoamérica.
Los que volvieron a España tampoco lo tuvieron fácil. Las represalias estaban a la orden del día, ya fuera en forma de
fusilamiento o de encarcelamiento.
Precisamente por este último motivo queríamos visitar Figueres, pues allí se hallaba 'la Carbonera', una prisión donde los republicanos vueltos de Francia eran internados y obligados a realizar trabajos forzados. El
régimen franquista, le dio a aquella nave el nombre de Centro de Clasificación de Republicanos. En función de la clasificación de cada persona se decidía drásticamente su futuro...
De 'la Carbonera' no queda nada, apenas la fachada, que por lo menos ha sido conservada. Cuando nos detuvimos delante y estuvimos contemplándola, no pudimos evitar notar una sensación de vacío, porque cada vez que comprobamos que las huellas del pasado se van borrando hay una experiencia y un conocimiento que se extingue. Eso es imperdonable porque quiere decir que el sufrimiento de nuestros antepasados no sirvió para nada y que cae irremediablemente en el olvido.
Figueres también tuvo un papel
clave en lo que fue la retirada de las tropas republicanas. Fue la última ciudad donde se replegaron de camino a Francia. De hecho, en el castillo de la ciudad se llevó a cabo la última reunión de las cortes republicanas.
Gracias a nuestro amigo Ramón, que vive allí, pudimos conocer a Josep María, hijo del famoso historiador Josep María Bernils. Su padre, experto en la
Guerra Civil, fue de los pocos que escribieron acerca de “La Carbonera” por lo que nos ayudó mucho en nuestra búsqueda incesante por conocer más detalles con el fin de poder escribir una novela lo más fidedigna posible.
Nuestro viaje se estaba acabando, y no podíamos dejar de sentir la típica melancolía de cuando una aventura llega a su fin. Ahora el horizonte vislumbraba muchos días en casa ordenando la información, repasando, escribiendo... Y para nosotros, de alguna manera
eso es también viajar, puesto que al escribir rememoramos lo vivido, y eso nos dará la posibilidad de poder volver a sentir las emociones de estos dos meses en los que hemos tratado de imaginar qué sintieron nuestros abuelos cuando tuvieron que huir de su tierra para poder salvar sus vidas.
En el centro de la ciudad
De camino a la Carbonera
Curioso monumento a Dalì, que refleja en el poste la imagen distorsionada del suelo
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